JUAN RAMÓN
JIMÉNEZ MANTECÓN, Nace en Moguer, (Huelva), el 23 de Diciembre de 1881 y
fallece en Santurce (Puerto Rico) un 29 de Mayo de 1958.
Así
mismo define el poeta su infancia, en una carta escrita a su prima, una
infancia de niño consentido ya que sus padres Víctor Jiménez y Purificación
Mantecón, se dedicaban con éxito al comercio de vinos.
Los recuerdos más remotos del poeta en Moguer, los podemos encontrar en “Casa Azulmarino” cuando vivía en la
calle de la Ribera. La casa de la Ribera, el río azul bajo el cielo azul
despierta sus primeras fantasías literarias.
A los pocos años se trasladó a la calle Nueva “porque- dice el propio
Juan Ramón- los marineros andaban siempre navaja
en mano, porque los chiquillos rompían todas las noches la farola del zaguán y
la campanilla y porque en la esquina hacía mucho viento”. En esta casa su temprana fantasía desbordada
hace que nazca el gusto por los reflejos del sol en las cosas, reflejos que no
pasarían inadvertidos a alguien que durante toda su vida tuvo una constante
preocupación cromática. Reflejos que siempre vio “Por el cristal amarillo”.
Juan Ramón, estudió Bachillerato con los jesuitas en el Puerto de Santa María
(Cádiz) en el colegio “San Luis Gonzaga” y apuntaba con ser un creador. De
momento se orientó hacia la pintura, como así lo atestiguan “Retrato de una
caballero”, “Soldado con mosquetón” o “un perfil femenino”. Aún adolescente, la
lectura de Gustavo Adolfo Bécquer le puso en contacto con la poesía. En un
texto el propio poeta nos explica:
“Primero se despierta en
mi el amor a la pintura. Luego a la poesía. Luego a la música (a la pintura: de
los primeros años de la niñez a los quince o dieciséis. A la poesía de los
quince o dieciséis en adelante. A la música de los veinte en adelante) luego
primero: disminuye el amor a la música, luego a la pintura. Aumenta siempre el
amor a la poesía y literatura como arte completo.”
Aunque comenzó la carrera de Derecho, impuesta por su padre, en la
Universidad de Sevilla no finalizó sus estudios, pues las artes (pintura y
poesía) le atrajeron más. La familia del poeta, culta, tradicionalista y
conservadora, no se opuso; muy al contrario, contó con el apoyo de ellos, en
especial de su madre. La economía familiar se lo permitía.
Con diecinueve años, se traslada a Madrid, donde entra en contacto con los
grandes poetas modernistas. Especial es la admiración que sentirá hacia Rubén
Darío. Publica sus dos primeras obras “Nínfeas” y “Almas de Violeta”, cuyos
títulos son sugeridos por Valle-Inclán y Rubén Darío. Antes del verano vuelve a
Moguer enfermo de neurosis depresiva.
El 1901 su familia le interna en un sanatorio francés para enfermos mentales en
Burdeos, donde tuvo una aventura amorosa con la mujer de su psiquiatra mientras
escribe “Rimas” bajo influencia de los simbolistas y parnasianos franceses. En
septiembre es ingresado en el sanatorio del Rosario de Madrid. En la habitación
del sanatorio organiza reuniones a las que asisten Machado, Valle-Inclán,
Benavente... Allí pasa dos años de grato recuerdo y publicó sus dos primeros
libros de textos. La muerte de su padre en este mismo año y la incipiente ruina
familiar le causaron una honda preocupación, vivida intensamente a causa de su
carácter hiperestésico.
En 1905, una nueva crisis depresiva le lleva a Moguer. En este viaje nace “Platero y yo” quien no vería la
luz hasta 1914 y sigue escribiendo poesía amorosa bajo el signo del simbolismo;
así es el poema El viaje definitivo. Los años siguientes serán duros para el
poeta. Se agudiza su crisis depresiva a lo que se une el descalabro económico
de la familia.
En 1911, animado por Ramón Gómez de la Serna, decide vivir definitivamente en
Madrid. Sin embargo, se irá alejando del vanguardismo de éste atraído por el
ambiente intelectual de la Residencia de Estudiantes. Allí se instala en 1913,
año en que conoce a Zenobia Camprubí Aymar, de quien se enamora profundamente.
Tras sus primeras negativas y gracias a la insistencia del poeta, como refleja
uno de sus mejores libros de poemas de amor, “Estío”, conseguirá su propósito,
siendo finalmente aceptado por la cultísima Zenobia.
En 1914 ve la luz definitivamente “Platero y yo”. Una selección de sesenta y
tres capítulos, hecha por el autor, en su colección “Biblioteca Juventud”. Este
hecho, junto con el prólogo titulado “Advertencia a los hombres que lean
este libro para niños”, dio
lugar a que la obra fuese erróneamente encasillada en el género de la
literatura infantil.
En 1916,
viajan juntos a Estados Unidos para casarse. Este acontecimiento será decisivo
para la vida y obra del poeta. Había prometido a su amada el libro de poemas
más hermoso jamás escrito. Lo cumplirá en parte con “Diario de un poeta recién
casado”. Pero, el redescubrimiento del mar se convierte en uno de sus más
importantes símbolos poéticos, hasta el punto de que cambiará luego el título a
este libro por “Diario de poeta y mar”.
En
1917 se publica la edición completa, de “Platero y yo” compuesta por 138
capítulos donde quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su
sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto
de los niños. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando
una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir.
En 1918 publica “Eternidades”, uno de los más influyentes en la poesía española
del siglo pasado. Sin embargo, las nuevas corrientes literarias que llegan a
España a finales de los años veinte, especialmente el Surrealismo, harán que
los de esta Generación vayan dando la espalda al ideal de poesía pura de Juan
Ramón.
En 1920 ya había ampliado “Platero y yo” hasta llegar a los hasta los 190
capítulos; de hecho, existen tres adicionales al igual que planeaba también una
segunda parte, de “Platero y yo” denominada “Otra vida de Platero”, de la que
incluso esbozó algunos títulos. Un proyecto que, como el de publicar “Platero y
yo” en cuadernos sueltos, no llegaría nunca a ver la luz.
“Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada
vez que pasaba por el rayo de sol de la ventanilla, revolaba una bella mariposa
de tres colores...”
De 1921 a 1927 publica en revistas parte de su obra en prosa.
De 1925 a 1935 publica sus “Cuadernos”, en los que aparece casi todo lo que
escribe en este periodo: poemas, cartas, retratos líricos de escritores y
recuerdos literarios.
En 1931, la esposa del poeta sufrirá los primeros síntomas de un cáncer que
acabará con su vida.
En 1936 estalla la guerra civil en España y se mantiene fiel del lado
republicano llevando una importante labor de acogida de niños huérfanos. Juan
Ramón y Zenobia marchan a Washington, habiendo dejado sus ahorros para atender
a los huérfanos
En 1946 el poeta permanece hospitalizado ocho meses a causa de otra crisis
depresiva.
En 1950, se instalan en Puerto Rico, que se convertirá en su segunda patria. Y
donde trabaja como profesor en la Universidad. Zenobia es operada de cáncer de
matriz en 1951, en 1954 se agrava la situación de la esposa.
Octubre de 1956 tiene para el poeta dos caras: la concesión del Premio Nobel de
Literatura el día 25 y la muerte de Zenobia el día 28 en la clínica Mimiya de
Santurce (Puerto Rico). Juan Ramón se recluye en su casa, en la más absoluta
oscuridad:
"...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando, y se quedará mi huerto con su verde árbol y con su pozo blanco. Todas
las tardes el cielo será azul y plácido, y tocarán, como esta tarde están
tocando, las esquilas del campanario. Se morirán los que me amaron y el pueblo
se hará nuevo cada año;..."
El 29 de Mayo de 1958, totalmente desolado, muere en la misma clínica que su esposa.
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